No se si alguna vez os ha pasado eso de sentiros solos aún teniendo a muchas personas a tu alrededor.
Es una sensación extraña que solo la sienes cuando estás solo de verdad, pueden pasar horas y días en los que siempre tienes cosas que hacer, sitios a los que ir, personas con las que estar... rutina le llaman.
Pero pasa que cuando un día se sale de esa rutina y te encuentras solo en tu pequeña pero a la vez enorme casa, sientes un enorme vacío en el pecho que no sabrías explicar pero ahí está, y sin darte cuenta se te escapa una lagrima. Una lagrima que corre por tu mejilla como su tuviera prisa y llega a tus labios para mostrarte el sabor amargo de esa sal.
Un sabor que te hace preguntarte, ahora que estas solo, si lo que estas haciendo es en realidad lo que quieres o solo lo que debes. Te hace cuestionarte si es así la vida que quieres llevar hasta que la muerte gane por fin la batalla. Te da por preguntarte si las personas que te rodean de verdad te quieren o solo eres para ellos en estado temporal que conforme se vaya madurando se ira dejando atrás formandose otras vidas en la que tú ya no encajaras y ellos quizá en la tuya tampoco.
No sabes si estás en camino correcto, nunca lo sabes pero tienes que continuar y no dejar que esa soledad que aunque venga sola tiene más fuerza que tú te hunda.
Yo amo la rutina, por todo lo que he dicho antes. Me encanta tener cosas que hacer, me encanta tener sitios a los que ir o tener personas a las que ver... porque da igual si no estas en el lugar correcto ya rectificaras y que no hay nada mejor que ver que todo va según lo planeado, que me gusta tener horarios y citas a las que acudir o regalos que comprar, exámenes que estudiar, proyectos que terminar... adoro ese pequeño estrés que se siente de ir un sitio para otro y no parar hasta que llega la noche te metes bajo las sábanas y sientes como el cansancio te va venciendo, solo ahí me siento realizada. Porque hay que aprovechar cada segundo del día, ya descansaremos cuando nos muramos.
Adoro la rutina no porque no me deja tiempo de pararme y de pensar, no le da tiempo a mis fantasmas para que acudan, por eso cuando algo cambia y todos salen de casa dejando un vacía existencial, me invade esa sensación de amargura que decía al principio. Por eso amor la rutina porque no deja tiempo a la soledad, aunque esta siempre está.
Una vez oí no recuerdo donde que la muerte está tan segura de su triunfa que nos deja una vida de ventaja, me parece que no hay mejor de explicar lo que he escrito.
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jueves, 8 de diciembre de 2016
domingo, 4 de diciembre de 2016
QUIERO SER GUERRERA
Quiero ser guerrera.
Quiero ser guerrera, quiero ponerme al pie del cañón y no sentir ni un atisbo de miedo.Quiero ser capaz de gritar para que el enemigo me vea venir y tiemble o ser lo suficientemente silenciosa como para atacar por sorpresa.
Quiero levantarme por la mañana sabiendo que me esperan en el campo de batalla y que se espera allí a la mejor guerrera que puedo ser.
Quiero blandir yo misma la espada sin un príncipe a mi lado que me salve de un dragón que quizá pueda ser mi amigo.
Quiero luchar bajo la lluvia y bajo el sol, con los músculos de mi cuerpo agotados suplicando descanso y la mirada perdida por la desesperación. Porque solo ahí sabre que soy fuerte solo ahí sabre que soy guerrera.
Y es que me he dado cuenta que los mayores campos de batalla, no tienen por qué ser de arena.
A veces se libran en la cama, pero son igual de agotadores.
A veces se libran en nuestra propia mente y esos, esos sí que matan.
Podemos ser nuestros propios héroes, podemos ser guerreas. SOMOS GUERRERAS.
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