La Luna

Hoy me he puesto triste
al pensar en la luna.
Y no,
no hablo de aquella que
ilumina la noche.
Hablo de una que brilla aún más.
Y sí,
digo brilla
-así, en presente-
porque aunque ya no esté
su recuerdo sigue cegando.

Pequeña entre la inmensidad,
enorme para quienes te amaron.
Fuerte explosión de alegría
cuando alguien venía,
pelo negro como el carbón
y una antena de ondas de felicidad.

Hoy
Hoy me he puesto triste
al mirar al cielo
porque él tiene algo
que nosotros
-corazones de acero-
ya no tenemos.
Y aquí me encuentro yo
hoy
triste
recordando y sacando fuerzas
para escribir
relatos de noches sin Luna